La manera como un adolescente lucha contra un mal de proporciones mundiales.
Zach Hunter se describe a sí mismo como un “adolescente totalmente normal”, y tiene una habitación desordenada para demostrarlo. Aunque eso puede ser cierto, este joven de 16 años tiene un currículo impresionante. Autor de dos libros, este estudiante de la escuela secundaria es el portavoz nacional de Amazing Grace [Gracia admirable], película acerca de la exitosa cruzada de William Wilberforce para acabar con el comercio de esclavos de Gran Bretaña.
Zach oyó hablar por primera vez de la esclavitud en la clase de historia. Él recuerda: “Me dio mucha rabia pensar que las personas pudieran ser dueñas de otras personas, y hubiera gustado haber nacido antes”. Cuando su madre, Penny Hunter, estuvo trabajando para International Justice Mission [Misión para la justicia internacional], Zach descubrió que esa explotación todavía existe. Recuerda que pensó: ¡Ah! No nací demasiado tarde. Todavía puedo hacer algo. Y lo hizo. Creó “Loose Change to Loosen Chains” [Suelta el cambio para soltar las cadenas], una campaña que ha creado conciencia acerca del comercio de seres humanos, y que ha recolectado miles de dólares para combatirlo. Impulsada por su publicidad en la Internet, ha tenido eco y crecido rápidamente al enterarse estudiantes de todo el mundo de los esfuerzos hechos por el adolescente.
Un par de años después, la señora Hunter sirvió como directora de “Amazing Change” [Cambio admirable], la campaña de justicia social inspirada por la películaGracia admirable. Un ejecutivo de Walden Media había escuchado hablar de “un chico llamado Zach, que se llama a sí mismo abolicionista”, y sin darse cuenta de la conexión le pidió a Penny Hunter que localizara a Zach. Éste dice con ironía: “El asunto salió a la perfección”. La película puso a Zach en conocimiento de la labor de Wilberforce, cuyo éxito en favor de los derechos humanos avivó más el celo y la confianza del adolescente. También lo lanzó a su carrera como orador, lo que después lo llevó a la publicación de un libro. En el 2007 se publicó Be the Change—Your Guide to Freeing Slaves and Changing the World [Conviértase en el agente del cambio: guía para liberar a los esclavos y cambiar al mundo]. El libro, basado en historias de opresión en la Biblia y en el mundo, plantea preguntas para inspirar una mentalidad de valentía, influencia y liderazgo. Cada capítulo termina con sugerencias prácticas, como mostrar compasión, identificar los puntos fuertes personales y visitar sitios Web para tener más información en cuanto a cómo ponerle fin a la explotación. Su segundo libro, Generation Change [Generación de cambio] fue lanzado en abril de este año. Zach está escribiendo ahora un tercer libro, sobre el tema de la pasión. Una realidad mundial El joven abolicionista está bien informado acerca de la esclavitud moderna —de sus causas, su historia, de la presencia de los actuales “puntos conflictivos” y de las redes que están luchando por su desaparición. Zach calcula que actualmente hay 27 millones de personas esclavizadas, ya sean secuestradas para el comercio sexual, “reclutadas” por fuerzas rebeldes o vendidas para pagar gastos médicos. Y, mientras que muchas piensan que el problema está limitado a lugares remotos, Atlanta, la ciudad de Zach es, en verdad, un centro de tráfico de seres humanos. Independientemente de los detalles, todo caso de esclavitud es terrible.
Para enfatizar el punto, Zach muestra correas para atar criminales, muy parecidas a las utilizadas en Estados Unidos hace 200 años. Zach señala: “No son una reliquia histórica. Alguien se gana la vida hoy fabricándolas. Es difícil de creer. Usted piensa que estamos en el mundo libre, pero puede ir y decirle: ‘Necesito unos grilletes para mis esclavos’… en el 2008″. Hoy en día, niños de tan sólo cinco años de edad, en otros países llevan puestas estas correas mientras envuelven cigarrillos para sus dueños. Aunque, son demasiado grandes para ser físicamente efectivas, psicológicamente ejercen control. Pese a que no tienen una llave, tiranizan porque recuerdan que hay alguien que es más poderoso. Según Zach, las rebeliones de esclavos ponían de manifiesto que “cuando las víctimas descubren que la libertad es una posibilidad, ésa es la mayor arma contra la opresión”. A pesar de lo gigantesco del desafío, este joven cree que el abuso a los derechos humanos se puede erradicar en un plazo razonable. Pero matiza su convicción: “No creo que yo pueda hacerlo, pero nosotros sí. Sería absurdo pensar que una sola persona o incluso unas pocas personas pueden hacerlo. Pero si cada uno dejamos de lado nuestras diferencias, podríamos ponerle fin a la esclavitud muy fácilmente en el tiempo que nos queda de vida”. Cuando se le pidió que explicara su plan, expresó: “Utilizar mi influencia para lograr que otras personas usen la suya —y sus recursos”. Y, de hecho, su campaña ha logrado apoyar a cuatro organizaciones internacionales. “En otras palabras”, explica Zach, “nada del dinero se queda conmigo. Todo se usa para la libertad de los esclavos”. En tres meses, una de las organizaciones informó que había recibido 90 mil dólares atribuibles a “Soltar las cadenas”.
Una influencia para su generacion Zach es muy solicitado como orador internacional, y no es extraño que su generación sea inspirada por uno de los suyos que ha demostrado que el idealismo puede ser compatible con la realidad. Además de haber dado conferencias en Australia y Alemania, Zach ha ido de un extremo a otro de Estados Unidos para hablar en escuelas y a grupos de jóvenes de varias religiones. Al instar a sus contemporáneos a no dejar que nadie apague su celo por causa de su edad (1 Ti. 4:12), el joven activista es una prueba de que la fecha de nacimiento de una persona no importa cuando se hace algo que agrada a Dios. Pero, así como Zach es una inspiración para los de su generación, él también es inspirado por ellos. “Hay muchos adolescentes que están involucrados con otras causas —no sólo la mía. De eso se trata el libro Generation Change”. Por medio de la historia, de las estadísticas y de un estilo cómodo y fácil de leer, el autor escribe sobre lo que él considera los mayores temas de la actualidad: la pobreza, la justicia, la bondad, la gratitud y la paciencia. El libro también ofrece sugerencias prácticas, basadas en lo que los jóvenes ya están haciendo para impactar significativamente al mundo. De hecho, aunque su grupo etario es llamado con frecuencia la “generación X”, él prefiere llamarlo “la generación de la paz, el amor y la justicia”. “Pero”, dice, “en vez de lograrlo sin Dios, como trataron de hacerlo los jóvenes de la década de 1960, esta vez lo estamos haciendo con Dios”. Imitar a cristo Zach señala que, aunque las personas de todas las religiones tienen la obligación de ayudar a los oprimidos, “son especialmente los seguidores de Jesús quienes deben llevar a cabo la misión de Jesús de ayudar a los pobres”.
Como cristiano desde la edad de cuatro años, Zach reconoce la autoridad de las Escrituras. “Dios escribió este libro llamado la Biblia, una manera excelente para oír Su voz. Ella habla de todo lo que uno necesita saber”. Sin embargo, no todos los creyentes ven a la Palabra de Dios como un mandato para unirse a la causa; algunos creen que versículos como Colosenses 3:22 justifican la esclavitud. Pero Zach no está de acuerdo. “La Biblia habla mucho de libertar a los esclavo. Es la Palabra de Dios, y Él nunca se contradice a Sí mismo. Si uno mira el contexto [de ese versículo], éste dice que, porque en ese tiempo existía la esclavitud, si un creyente en Cristo era un esclavo, debía ser el mejor esclavo. Es decir, si uno es albañil, contador o lo que sea, tiene que ser lo mejor que pueda”. Los creyentes con frecuencia le critican a Zach que se concentre más en la emancipación que en la evangelización. Como respuesta, el joven abolicionista pone a Cristo como su ejemplo. “La Biblia”, explica, “dice que los cristianos estamos para servir a los oprimidos, a las pobres, a los que sufren y a los que tienen hambre. Imaginemos esto: si una señora pasara por un comedor de beneficencia y le pidiera comida, ¿le daría usted una Biblia? ¿O satisfaría primero su necesidad física? Se puede evangelizar cuando una se gana el derecho a ser escuchado, y de mostrar cómo era en realidad Jesús”. Otro principio bíblico que Zach modela es Efesios 5:6: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Trabajar para la causa deja pocas horas para el ocio, por tanto tenemos que ser selectivos. “Para mí, no hay tiempo para la mala literatura, la mala música, el mal cine. Si uno va a hacer algo, debe hacerlo bien”. Pero Zach es resuelto de otras maneras también. Por ejemplo, lleva un silbato alrededor del cuello. Cuando se le pregunta por qué, puede hablar de Falling Whistles [Silbatos caídos], una organización que crea conciencia y apoyo para los niños secuestrados al servicio del ejército congoleño. Los más pequeños, por lo general los menores de siete años que son demasiado débiles para llevar una ametralladora, son puestos en la línea del frente y se les dan silbatos para asustar al enemigo y recibir las primeras balas. Dice Zach: “Su única alternativa es fingirse muertos o morir”. Un mensaje para los mayores El público más importante de Zach es su propia generación. Sin embargo, cuando se le pregunta si también tiene un mensaje para la generación mayor, responde: “Hay ciertamente algunas cosas que me gustaría decirles, con mucho respeto. La gente piensa que los adolescentes son egoístas y materialistas, y lo somos en verdad, peropodemos hacer una diferencia. Y muchas cosas buenas están sucediendo. Hay quienes son cínicos en cuanto al nuevo movimiento de justicia, diciendo que se apagará. Si de verdad quieren animar a mi generación a hacer algo, no nos digan que vamos a fracasar. No sé si eso es una especie de ‘psicología a la inversa’, pero no funciona. Eso no nos motiva. Fíjennos altas expectativas. Si un adolescente se le acerca entusiasmado con una idea, no actúe como si lo que está haciendo es imposible, aunque así le suene. Me gustaría animar a la generación de más edad a creer realmente en nosotros”.
Por Sandy Feit
Un par de años después, la señora Hunter sirvió como directora de “Amazing Change” [Cambio admirable], la campaña de justicia social inspirada por la películaGracia admirable. Un ejecutivo de Walden Media había escuchado hablar de “un chico llamado Zach, que se llama a sí mismo abolicionista”, y sin darse cuenta de la conexión le pidió a Penny Hunter que localizara a Zach. Éste dice con ironía: “El asunto salió a la perfección”. La película puso a Zach en conocimiento de la labor de Wilberforce, cuyo éxito en favor de los derechos humanos avivó más el celo y la confianza del adolescente. También lo lanzó a su carrera como orador, lo que después lo llevó a la publicación de un libro. En el 2007 se publicó Be the Change—Your Guide to Freeing Slaves and Changing the World [Conviértase en el agente del cambio: guía para liberar a los esclavos y cambiar al mundo]. El libro, basado en historias de opresión en la Biblia y en el mundo, plantea preguntas para inspirar una mentalidad de valentía, influencia y liderazgo. Cada capítulo termina con sugerencias prácticas, como mostrar compasión, identificar los puntos fuertes personales y visitar sitios Web para tener más información en cuanto a cómo ponerle fin a la explotación. Su segundo libro, Generation Change [Generación de cambio] fue lanzado en abril de este año. Zach está escribiendo ahora un tercer libro, sobre el tema de la pasión. Una realidad mundial El joven abolicionista está bien informado acerca de la esclavitud moderna —de sus causas, su historia, de la presencia de los actuales “puntos conflictivos” y de las redes que están luchando por su desaparición. Zach calcula que actualmente hay 27 millones de personas esclavizadas, ya sean secuestradas para el comercio sexual, “reclutadas” por fuerzas rebeldes o vendidas para pagar gastos médicos. Y, mientras que muchas piensan que el problema está limitado a lugares remotos, Atlanta, la ciudad de Zach es, en verdad, un centro de tráfico de seres humanos. Independientemente de los detalles, todo caso de esclavitud es terrible.
Para enfatizar el punto, Zach muestra correas para atar criminales, muy parecidas a las utilizadas en Estados Unidos hace 200 años. Zach señala: “No son una reliquia histórica. Alguien se gana la vida hoy fabricándolas. Es difícil de creer. Usted piensa que estamos en el mundo libre, pero puede ir y decirle: ‘Necesito unos grilletes para mis esclavos’… en el 2008″. Hoy en día, niños de tan sólo cinco años de edad, en otros países llevan puestas estas correas mientras envuelven cigarrillos para sus dueños. Aunque, son demasiado grandes para ser físicamente efectivas, psicológicamente ejercen control. Pese a que no tienen una llave, tiranizan porque recuerdan que hay alguien que es más poderoso. Según Zach, las rebeliones de esclavos ponían de manifiesto que “cuando las víctimas descubren que la libertad es una posibilidad, ésa es la mayor arma contra la opresión”. A pesar de lo gigantesco del desafío, este joven cree que el abuso a los derechos humanos se puede erradicar en un plazo razonable. Pero matiza su convicción: “No creo que yo pueda hacerlo, pero nosotros sí. Sería absurdo pensar que una sola persona o incluso unas pocas personas pueden hacerlo. Pero si cada uno dejamos de lado nuestras diferencias, podríamos ponerle fin a la esclavitud muy fácilmente en el tiempo que nos queda de vida”. Cuando se le pidió que explicara su plan, expresó: “Utilizar mi influencia para lograr que otras personas usen la suya —y sus recursos”. Y, de hecho, su campaña ha logrado apoyar a cuatro organizaciones internacionales. “En otras palabras”, explica Zach, “nada del dinero se queda conmigo. Todo se usa para la libertad de los esclavos”. En tres meses, una de las organizaciones informó que había recibido 90 mil dólares atribuibles a “Soltar las cadenas”.
Una influencia para su generacion Zach es muy solicitado como orador internacional, y no es extraño que su generación sea inspirada por uno de los suyos que ha demostrado que el idealismo puede ser compatible con la realidad. Además de haber dado conferencias en Australia y Alemania, Zach ha ido de un extremo a otro de Estados Unidos para hablar en escuelas y a grupos de jóvenes de varias religiones. Al instar a sus contemporáneos a no dejar que nadie apague su celo por causa de su edad (1 Ti. 4:12), el joven activista es una prueba de que la fecha de nacimiento de una persona no importa cuando se hace algo que agrada a Dios. Pero, así como Zach es una inspiración para los de su generación, él también es inspirado por ellos. “Hay muchos adolescentes que están involucrados con otras causas —no sólo la mía. De eso se trata el libro Generation Change”. Por medio de la historia, de las estadísticas y de un estilo cómodo y fácil de leer, el autor escribe sobre lo que él considera los mayores temas de la actualidad: la pobreza, la justicia, la bondad, la gratitud y la paciencia. El libro también ofrece sugerencias prácticas, basadas en lo que los jóvenes ya están haciendo para impactar significativamente al mundo. De hecho, aunque su grupo etario es llamado con frecuencia la “generación X”, él prefiere llamarlo “la generación de la paz, el amor y la justicia”. “Pero”, dice, “en vez de lograrlo sin Dios, como trataron de hacerlo los jóvenes de la década de 1960, esta vez lo estamos haciendo con Dios”. Imitar a cristo Zach señala que, aunque las personas de todas las religiones tienen la obligación de ayudar a los oprimidos, “son especialmente los seguidores de Jesús quienes deben llevar a cabo la misión de Jesús de ayudar a los pobres”.
Como cristiano desde la edad de cuatro años, Zach reconoce la autoridad de las Escrituras. “Dios escribió este libro llamado la Biblia, una manera excelente para oír Su voz. Ella habla de todo lo que uno necesita saber”. Sin embargo, no todos los creyentes ven a la Palabra de Dios como un mandato para unirse a la causa; algunos creen que versículos como Colosenses 3:22 justifican la esclavitud. Pero Zach no está de acuerdo. “La Biblia habla mucho de libertar a los esclavo. Es la Palabra de Dios, y Él nunca se contradice a Sí mismo. Si uno mira el contexto [de ese versículo], éste dice que, porque en ese tiempo existía la esclavitud, si un creyente en Cristo era un esclavo, debía ser el mejor esclavo. Es decir, si uno es albañil, contador o lo que sea, tiene que ser lo mejor que pueda”. Los creyentes con frecuencia le critican a Zach que se concentre más en la emancipación que en la evangelización. Como respuesta, el joven abolicionista pone a Cristo como su ejemplo. “La Biblia”, explica, “dice que los cristianos estamos para servir a los oprimidos, a las pobres, a los que sufren y a los que tienen hambre. Imaginemos esto: si una señora pasara por un comedor de beneficencia y le pidiera comida, ¿le daría usted una Biblia? ¿O satisfaría primero su necesidad física? Se puede evangelizar cuando una se gana el derecho a ser escuchado, y de mostrar cómo era en realidad Jesús”. Otro principio bíblico que Zach modela es Efesios 5:6: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Trabajar para la causa deja pocas horas para el ocio, por tanto tenemos que ser selectivos. “Para mí, no hay tiempo para la mala literatura, la mala música, el mal cine. Si uno va a hacer algo, debe hacerlo bien”. Pero Zach es resuelto de otras maneras también. Por ejemplo, lleva un silbato alrededor del cuello. Cuando se le pregunta por qué, puede hablar de Falling Whistles [Silbatos caídos], una organización que crea conciencia y apoyo para los niños secuestrados al servicio del ejército congoleño. Los más pequeños, por lo general los menores de siete años que son demasiado débiles para llevar una ametralladora, son puestos en la línea del frente y se les dan silbatos para asustar al enemigo y recibir las primeras balas. Dice Zach: “Su única alternativa es fingirse muertos o morir”. Un mensaje para los mayores El público más importante de Zach es su propia generación. Sin embargo, cuando se le pregunta si también tiene un mensaje para la generación mayor, responde: “Hay ciertamente algunas cosas que me gustaría decirles, con mucho respeto. La gente piensa que los adolescentes son egoístas y materialistas, y lo somos en verdad, peropodemos hacer una diferencia. Y muchas cosas buenas están sucediendo. Hay quienes son cínicos en cuanto al nuevo movimiento de justicia, diciendo que se apagará. Si de verdad quieren animar a mi generación a hacer algo, no nos digan que vamos a fracasar. No sé si eso es una especie de ‘psicología a la inversa’, pero no funciona. Eso no nos motiva. Fíjennos altas expectativas. Si un adolescente se le acerca entusiasmado con una idea, no actúe como si lo que está haciendo es imposible, aunque así le suene. Me gustaría animar a la generación de más edad a creer realmente en nosotros”.
Por Sandy Feit
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